Hay empresas en nuestro país y en el mundo que operan brindando productos o servicios de muy buena calidad y con precios elevados. Por otro lado, otras compañías brindan servicios o productos más económicos buscando vender cantidad. En dicha dinámica, ambos tipos de empresas compiten.
Algo similar ocurre con los países del mundo. Todos sabemos quiénes compiten en industria y quiénes reduciendo sus costos.
Quienes compiten reduciendo sus costos suelen ser países emergentes quienes buscan posicionarse como países fuertes y tener el respaldo de bancos y empresas multinacionales aunque la calidad de vida de sus habitantes no sea buena. Apoyado por la crisis social y política que vive Brasil, se aprobó una reforma laboral con disminución de los derechos de los trabajadores para lograr competitividad.
Con ello se refiere a que empresas extranjeras se instalen en el país vecino porque sus costos laborales son bajos. Ello sumado, generalmente, a una legislación en materia ambiental bastante laxa.
Como principal referente de América Latina, vecino y, en algún punto, competidor, la reforma en Brasil presionará a varios agentes del país a promover un cambio similar para buscar competitividad e “inversiones”.
Una vez que finalicen las elecciones de este año vamos a escuchar más de una vez que la causa de la falta de inversiones son los costos laborales.
gravedad de lo expuesto es que, en la mayoría de los casos, la situación económica de casi todos los habitantes se va a ver perjudicada sin garantizar que las inversiones efectivamente se realicen; y aún si fuera así, habría que preguntarse si vale la pena semejante sacrificio de nuestros ciudadanos.
Así en muchos países donde se han producido flexibilización Laboral ha aumentado la precariedad del empleo, y muchos trabajadores necesitan varios trabajos o actividades para lograr un ingreso suficiente.
Las crisis económicas, sobre todo si son a nivel mundial, no se solucionan con flexibilización laboral. Además, esta propuesta se empleó varias veces y no trajo resultados. Si fuera así, no habría países en crisis y la historia reciente nos cuenta que hasta los más poderosos tienen grandes caídas.
Joseph Stiglitz, premio Nobel de economía en año 2001, considera que “esta política sólo agrava el problema en un contexto de crisis, ya que las personas no hacen compras» y recuerda que EE.UU., con un mercado de trabajo desregulado «no resolvió el problema de esta crisis» y, de hecho, funcionó «peor durante la recesión que Alemania y otros países con más protección social», vea la nota completa.
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